PEDAGOGIA DE LA SITUACIÓN

LA SITUACION PEDAGOGICA: UNA REALIDAD PARA VIVIR
Desde que se desarrolla de modo generalizado la pedagogía por objetivos, que refuerza el lado operacional de los programas de las disciplinas educativas, acusa el jalonamiento, el control y la evaluación del aprendizaje; encuadra cada vez más estrechamente el desarrollo intelectual en un laboratorio artificial y abstracto que olvida (¿o rechaza?) todo lo que está vivo, "ondulante y diverso", siento la imperiosa necesidad de hacer la apología de una pedagogía que vaya a contracorriente de la que está de moda: es decir de la pedagogía por objetivos. Esta pedagogía defendería la vida en la escuela, se aprendería de la vida misma más y mejor que de las disciplinas programadas, se seguiría el flujo natural de esos viajes cotidianos donde los pasajeros son considerados como seres humanos en su globalidad y no como cabezas para rellenar y marcar. Esta pedagogía sería una pedagogía de la situación, es decir, una pedagogía de la vivencia, que explota cada momento del aquí y del ahora en su diversidad aleatoria, azarosa e imprevisible; que se arriesga a responder a las urgencias del momento, incluso si son expresadas por los estudiantes, sobre todo si son expresadas por los estudiantes por fin implicados, motivados para manifestarse, sin miedo a la divergencia, a la diferencia, espontánea y simplemente, no en una relación de fuerza permanente, sino en una coexistencia dinámica, donde la confrontación permite tanto el cuestionamiento como la profundización.
Esta pedagogía de la situación no impediría además la intervención de una pedagogía disciplinada y programada. Permitiría, al contrario, al logos desarrollarse en el eros, reconciliando así el discurso y la acción, el intelecto y el afecto, reencontrando el deseo como motor primero y como fuente de energía, reanimando ese lugar privilegiado que debería ser la escuela, fortaleciendo el vitalismo de los alumnos y de los profesores.
Para retomar una metáfora conocida, pero siempre bella y significativa, la pedagogía de la situación es una invitación al viaje, al gran viaje imprevisible, vasta deriva con pequeños itinerarios bien jalonados, con escalas a horas fijas, pero dejando libre su ritmo, su espacio y su energía, permitiendo el disfrute tanto de los imprevistos como de los elementos identificables de la experiencia viva.

LAS CINCO VARIABLES DE LA SITUACION
Enumerando las cinco variables que, para mí, definen la situación pedagógica, no pretendo establecer una jerarquía. Puedo decir, sin embargo, que este orden de presentación corresponde a mi manera de examinar el asunto. En efecto, si se considera la situación pedagógica como un encuentro, podemos decir que se define dentro de un espacio-tiempo determinado; a menudo se debe a la iniciativa del pedagogo o de la institución, pero sólo existe realmente si el grupo viene a la cita, frecuentemente a partir de las intenciones o fines del encuentro, que no son más que pretextos de actividades o de ocupación del espacio-tiempo designado. Para nosotros el encuentro es a la vez continente y contenido, causa y consecuencia, programa y objetivos. Se podría creer que estos cuatro parámetros solos son necesarios y suficientes. Sin embargo a pesar de su importancia, la situación pedagógica sólo está completa cuando se tienen en cuenta las interferencias, explícitas o implícitas, del mundo exterior que el grupo y el animador transmiten más o menos conscientemente, así como los imprevistos, expulsados de la situación educativa clásica como intrusos y obstáculos para el aprendizaje, pero bienvenidos dentro de una concepción viva y abierta del encuentro no programado y, a menudo, motor auxiliar precioso y poderoso de la dinámica.
Es evidente también, que estas cinco variables funcionan simultáneamente y que la situación se define dentro de la multiplicidad y la variabilidad de las relaciones, dosificaciones, combinaciones que allí se forman y entran en juego. El análisis, al que estamos obligados para reflexionar sobre su existencia, su importancia y sus posibilidades de explotación, no debe hacernos olvidar la globalidad -síntesis difícil, evidentemente, pero ejemplar único de la realidad. Sin embargo, todavía sería más teórico e incluso ideológico, forzarse a la síntesis totalizadora. Veremos que, normalmente, la visión de una situación dada para un grupo determinado varía con cada individuo según las acentuaciones personales. Esta definición subjetiva de la situación es la que tenderemos a favorecer, después de haber intentado examinar los elementos objetivos y esencialmente constitutivos de una situación pedagógica.